La cumbre escarlata es la carta de amor de Guillermo del Toro para el subgénero de terror de mansiones encantadas. La novena película del director de Hellboy quizá sea una de sus obras más flojas debido a ciertos problemas de guion y a un reparto muy desigualado de los sustos. A pesar de estos problemas, es una película de gran belleza visual en la que del Toro demuestra su maestría a la hora de dirigir.
Guion flojo y pocos sustos en La cumbre escarlata
La cumbre escarlata trata sobre una escritora de relatos de terror que se muda a una mansión destartalada en medio de la nada con un hombre y una mujer. En este lugar tan inhóspito es acosada por fantasmas.
Esta sinopsis promete una gran película de terror al más puro estilo clásico, y más teniendo en cuenta que detrás del guion se encuentra el propio director, creador de personajes tan originales como las criaturas de El laberinto del fauno. Pero por desgracia, nos encontramos ante uno de los guiones más flojos de la filmografía de Guillermo del Toro.
El guion de La cumbre escarlata pretende ser un homenaje al cine de terror de mansiones más clásico en el que el horror y el amor se dan la mano, como ocurre en The Haunting. El problema del libreto es resultar en ciertos momentos infantil y ser completamente previsible, haciendo que los giros sepan a poco. Aún así, cuenta con una buena dosis de escenas sangrientas que encantarán a los amantes del gore, así como ciertos diálogos y escenas brillantes impregnadas de un feminismo nada disimulado presente desde el comienzo de la película.

El otro problema que tiene La cumbre escarlata es tener un reparto muy desigual y hasta cierto punto escaso en sustos que hace de la película más un melodrama feminista que una película de terror.
Magnífica dirección y puesta en escena. Buenas interpretaciones
No todo es malo en La cumbre escarlata. Esta película destaca por la gran labor como director de Guillermo del Toro, demostrando nuevamente que es uno de los mejores cineastas vivo.
La mirada del director mexicano se desenvuelve con soltura por unos escenarios góticos portentosos engrandecidos por el precioso vestuario de finales del siglo XIX. Ver cómo Guillermo del Toro juega con su cámara por estos escenarios parece ser la principal excusa para realizar la película y disfrutar de ella.
El otro mérito de La cumbre escarlata es ver a su trío protagonista en una película de terror gótico, destacando principalmente la labor de Jessica Chanstain y Mia Wasikowska.

Conclusión
La cumbre escarlata está lejos de ser la mejor película de Guillermo del Toro, o una buena película de terror, y más teniendo en cuenta que dirigió en 2001 El espinazo del diablo, una de las mejores películas de fantasmas. En este sentido, creo que provocará el rechazo de los amantes del terror al uso.
Sin embargo, cuenta con suficientes elementos atractivos como para resultar una película entretenida e interesante que cautiva principalmente por la labor del director de La forma del agua y por su grandiosa y preciosa puesta en escena.
Nota: 5,5 / 10